Haz de Hispavista tu página de inicio Anti Pop-ups y Antivirus gratis: descárgate la barra  
 
Hispavista  |  Correo  |  Labolsa  |  Trabajos  |  Viajes
Quedaconmigo  |  Cine  |  Horóscopo  |  Juegos  |  Megustasmucho  |  Música  |  Chat  |  Foros
Trabajos  |  Formación  |  Labolsa | Blogdiario  |  Eltiempo  |  Galeon  |  Correo
ADSL  |  Inmobiliaria  |  Motor  |  Compras  |  Viajes  |  Loterías  |  Subastas
Antivirus  |  Dominios  |  Fotografía  |  Melodías  |  Llamadas  |  Postales  |  Agenda
Buscar en Internet:  
  Bienvenido ummo@hispavista.com Opciones | Ayuda | Salir 

 Menú de opciones


Otras carpetas


Responder Responder a todos Reenviar Destacar Siguiente Borrar      

De: carlos zerecero <gorky004@yahoo.com>
Título: de Matilde Ariceaga
Fecha: Wed, 14 May 2008 01:25:36 -0700 (PDT)
Para: ummo@hispavista.com
Full Headers
Undecoded Letter
Hola:
Escribo desde México y hace un momento el ocio me llevó a escribir el nombre de Matilde Aricega en el buscador y esto me llevó al texto de su autoría Ignacio, mentiría si dijera que tenía el antecedente del resto de autores que publica en su sitio web, de todos solo tengo el vago recuerdo que me dejaron los siete años de vida cuando conocí a la señora Matilde (la hermana Mati, como cariñosamente la llama mi abuelo) durante los meses en los que los huracanes son cosntantes en las costas de México, debió haber sido el verano del '82. Una casa modesta en el puerto de Tampico, en Tamaulipas al norte del país, lluvia intermitente y una mujer que ha sido una referencia constante desde que tengo memoria. Doña Matilde, una mujer que rozaba los sesenta años, (tal vez menos a ojos de un niño cualquiera mayor de cuarenta luce exactamente igual que alguien de noventa), una casa modesta, de dos pisos y en la cocina de altos anaqueles la voz de "la hermana Matilde" sonaba exactamente igual a la voz que escuchaba cada tarde en las grabaciones del magnetófono desde la habitación de mi abuelo: pausada, enérgica con un aire muy teatral. Aquellas grabaciones datan de los años sesenta cuando mis abuelos comenzaron a incluirse en las reuniones espiritualistas en las montañas de la sierras potosinas y queretanas, allí la señora Matilde era la médium más respetada y la lidereza del grupo. A través de su voz conocí lecciones de personajes espirituales que se identificaban como Saulo de Tarso y Ramatis, hasta otro que decía ser "el Divino Maestro" esas lecciones o "comunicaciones" aún obran en mi poder como textos y grabaciones fechadas por años y días. Desde el mundo de capella, hasta las comunicaciones con marcianos, desde células madre depositadas en úteros de primates, cíclopes, un continente perdido conocido como la Atlántida, todo lo conocí - más a fuerza de imposición que por iniciativa- en voz y dictados grabados de la señora Matilde. Mis abuelos como muchos otros se entregaron sin cuestionar a  la disciplina que representaba la Señora Ariceaga, algunos pagaron con sus vidas las citas constantes en los montes alejados (el caso de miembros de una prominente familia de políticos) otros  más decidieron que el animismo y espiritismo eran una buena vía para ganar dinero y se dedicaron a hacer limpias y a alejar "seres del bajo astral" y algunos más como en el caso de mi abuelo viven esperando el momento de los "días que ya llegaron" del fin de la humanidad, de la huída a las montañas, -los tiempos finales-, los cuales los dudo mucho que lleguen y de ser así no creo que la gente que asistía a las reuniones de mediumnidad pueda trepar monte alguno con 96 años encima (caso concreto de mi abuelo). En casa la señora Matilde ha sido una figura de culto y muy a mi pesar tengo que reconocerlo pero también es justo reconocer que una disciplina que no se cuestiona tiende a viciarse y a perder la virtud inicial pues al reducirse a una enseñanza de pocos olvidando y hasta relegando al resto de la humanidad ya no llega al fin último que es la enseñanza general. Por estos días hemos recibido noticias del señor Fernández (esposo de doña Matilde) acerca de que su estado de salud es grave y sufre de demencia senil, ambos proceraron un hijo, dedicado a la música, las reuniones y comunicaciones con seres espirituales cesaron hace muchos años, las lecciones aún se distribuyen entre los más allegados a la señora Ariceaga, son una compilación de lo que se ha dicho desde hace cuatro décadas. Y hasta este punto solo me resta citar lo que alguna vez leí en una de las citadas lecciones " no busques afuera lo que tienes en tí". esta noche ha sido una sorpresa saber que un investigador serio como usted ha estado relacionado con la obra de la señora Matilde, que a alguien interesa el trabajajo de una mujer que hizo de sus comunicaciones la obra de su vida, quien sabe, tal vez a la vuelta del tiempo yo pueda entender que su labor tuvo más trascendencia de la que yo ahora le puedo otorgar.
 
Agradezco la atención a estas líneas y quedo a sus órdenes en esta dirección de correo:
 
Juan Carlos Zerecero.

  Responder Responder a todos Reenviar Destacar Siguiente Borrar